¿Qué es el “Doping Biológico”?

Los futbolistas profesionales pueden jugar más de 60 partidos en una temporada de 45 semanas, lo que hace que aumente la fatiga y la aparición de lesiones. Los factores psicobiológicos que contribuyen a la fatiga son:

  1. El agotamiento del glucógeno. 
  2. La fatiga neuromuscular (central y periférica).
  3. La fatiga mental. 

La fatiga aguda inducida por el partido tiene impactos residuales en varios índices durante 24 a 72 horas, incluyendo el deterioro del rendimiento físico, el daño muscular y las respuestas inmunológicas y endocrinas. Como resultado, durante periodos de la temporada muy congestionados, los preparadores físicos pueden disminuir la cantidad de entrenamientos compensatorios/complementarios, como el entrenamiento de resistencia, para centrarse en la recuperación.

Para ello podemos aplicar diferentes estrategias de recuperación después de un partido, incluyendo nutrición, hidroterapia, masaje, foam rolling y recuperación activa. La recuperación activa implica ejercicios de intensidad baja a moderada al día siguiente del partido, a menudo de naturaleza aeróbica. Los deportistas suelen evitar cualquier carga adicional que pueda interferir con el proceso de recuperación, y los ejercicios de la parte superior del cuerpo pueden ser una alternativa adecuada para desencadenar mecanismos de recuperación sin implicar directamente a los grupos musculares que necesitan recuperarse. 

En la tabla 1 podemos observar un ejemplo de sesiones típicas de entrenamiento de fuerza de tren superior realizadas en 3 clubes de fútbol de élite diferentes que participan en la Liga de Campeones de Europa. 

Estas sesiones de entrenamiento de fuerza desarrolladas en el fútbol suelen diferir de las realizadas en otros deportes de equipo (balonmano, rugby, hockey…), en los que se le da mayor importancia al desarrollo de la fuerza del tren superior. En el fútbol de élite, las sesiones típicas de entrenamiento de la parte superior del cuerpo pueden no estar optimizadas para el crecimiento muscular, la fuerza o el desarrollo de la potencia, pero pueden estar diseñadas para acelerar la recuperación después de los partidos, aunque es poco probable que generen adaptaciones neuromusculares significativas.

Como podemos observar en la figura 1, las sesiones de entrenamiento de fuerza se pueden clasificar en relación al volumen e intensidad en diferentes tipos:

  • Máximo esfuerzo (Fuerza neural).
  • Esfuerzos repetidos (Fuerza estructural).
  • Esfuerzos repetidos (Hipertrofia).
  • Esfuerzos dinámicos (Potencia).
  • Sesión típica de MD+1 de tren superior. 

El problema es que muchos preparadores físicos realizan una sesión típica de alto volumen y baja intensidad. Con la idea de que los jugadores están cansados y necesitan recuperar, diseñamos y realizamos ejercicios con muchas repeticiones y poco peso, las cuales no producen mejoras a nivel neuromuscular, metabólico, psicológico ni inmunológico. Este tipo de sesiones de alto volumen y baja intensidad reducen las reservas de glucógeno, entre un 25-40%, retrasando todavía más la recuperación y la reposición del glucógeno, sobre todo de las fibras tipo II. Por lo que este tipo de metodología no sería muy recomendable para el objetivo que buscamos.

Dado que la utilización de glucógeno durante el entrenamiento de fuerza es mayor en las fibras de tipo II, las sesiones de fuerza de tren superior deben incluir un volumen bajo y una de intensidad moderada para no retrasar aún más la reposición de glucógeno muscular. Pero, como siempre, esto son recomendaciones generales, ya que es muy importante analizar el calendario para implementar este tipo de sesiones. Por ello, en función de los minutos que haya jugado el jugador y el tiempo que quede hasta el próximo partido, introduciremos sesiones de fuerza de tren superior con mayor volumen e intensidad o no.

Como podemos observar en la figura 2, en primer lugar, tendremos en cuenta el número de minutos disputados por el jugador y en función de ello, nos aparecen las dos primeras opciones:

  1. Si el jugador ha jugado más de 60 minutos hay que tener en cuenta cuándo es el siguiente partido. Si que más de 3 días para el siguiente partido es recomendable hacerlo. Sin embargo, si quedan 2 días o menos, no sería recomendable.
  2. Si el jugador ha jugado menos 30 minutos, sería recomendable hacerlo si quedan más de 3 días para el próximo partido. Sin embargo, si quedan 2 días debemos tener en cuenta si jugamos en casa o fuera de casa, ya que ello conlleva viajar.

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Bibliografía

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